viernes, 25 de mayo de 2007

Licenciado Gabriel Flores Hernández Primer Foro Legislativo Grupos Vulnerables en el siglo XXI


Licenciado Gabriel Flores Hernández, es Presidente Patrono de la Fundación Un Granito de Arena IAP, maestro en el diplomado Sociedad Civil y Derechos Humanos, organizado por la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Oaxaca y la Universidad Regional del Sureste; socio fundador del ámbito de la tercera edad del Consejo del Distrito Federal, habiendo tenido la representación como suplente en el Consejo Directivo de la ONG.
Es Presidente del Consejo de la Organización no gubernamentales del Distrito Federal A.C., red estatal que integra 200 organizaciones que dan servicio en los ámbitos de desarrollo comunitario, salud, discapacidad, educación, tercera edad, ecología, derechos humanos, vivienda, género femenino y por incorporarse a este trabajo los ámbitos de jóvenes y el de asuntos indígenas.
Actualmente es Presidente del Consejo Nacional de Organizaciones no Gubernamentales de la República Mexicana A.C., mismo que tiene representación en 29 estados del país a través de las redes que integran los consejos y organizaciones no gubernamentales de los estados.
Es a la vez escritor de los libros “democracia o dedocracia en el Gobierno del Distrito Federal” y “víctimas del racismo”, éste último por publicarse y cuyo tema es la situación de presos mexicanos en algún país del moderno imperio británico.
EL C. LIC. GABRIEL FLORES HERNANDEZ.- Muy buenos días tengan todos ustedes.
Quiero primero que nada, con el permiso de los integrantes de este presidium y del respetable auditorio que nos acompaña en este segundo día de este Primer Foro Legislativo Grupos Vulnerables en el Siglo XXI, quisiera agradecer mucho la oportunidad a los organizadores por el espacio que se da a las ONG agrupadas en la red que represento para emitir algunas ideas en este evento que desde nuestro punto de vista es muy importante.
En mi carácter de Presidente Nacional y a nombre de los presidentes estatales de ONG, doy a ustedes un cordial y fraternal saludo del Consejo Nacional de Organizaciones no Gubernamentales de la República Mexicana.
El Consejo Nacional de ONG nace jurídicamente un 20 de noviembre de 1997. Es una red de consejos estatales que agrupan a organismos de la sociedad civil denominados ONG.
Cuenta con un número a la fecha de 2 mil 984 organizaciones distribuidas a lo largo y ancho de los estados del país, con una membresía de más de 2 millones de integrantes y beneficiarios.
Somos una red independiente, autónoma, apartidista, laica y plural; alternativamente servimos como un puente de enlace con la sociedad civil y el Estado y Gobierno mexicano. Nuestra principal inspiración es la distribución justa y equitativa de las riquezas del mundo.
Contamos para nuestras actividades con una misión, una visión, unos objetivos estratégicos, una agenda nacional 2007 para contribuir a la solución de los grandes problemas nacionales y una cosa esencial: hemos diseñado un plan maestro de desarrollo institucional sustentable con proyección para los próximos 10 años.
Los desafíos a que nos enfrentamos las agrupaciones que somos parte de esta red en esta primera década del siglo XXI, consisten en las tres líneas siguientes:
Primero.- Conseguir la autosuficiencia financiera para el Consejo Nacional de ONG, los consejos estatales y las organizaciones de base que nos dan vida y sustento.
Segundo.- Reproducir a escala nacional proyectos locales que hayan demostrado ser exitosos y productivos en la práctica cotidiana y constante, proyectos que a pesar de todos los obstáculos llevamos a cabo.
Tercero.- Combatir a la pobreza con la implementación de diversos programas de carácter nacional, por la sencilla razón de que estamos insertos en un mundo globalizado, somos parte de la cultura del desarrollo organizacional y pretendemos estar en concordancia con los 8 objetivos contenidos en la declaración del milenio por los 188 países que conforman la Organización de Naciones Unidas.
Estos ocho objetivos son: erradicar la pobreza extrema y el hambre, lograr la educación primaria universal, promover la equidad de género y la autonomía de la mujer, reducir la mortalidad infantil, reducir la mortalidad materna, combatir el VIH SIDA y otras enfermedades, garantizar la sostenibilidad ambiental y, finalmente, fomentar una alianza mundial para el desarrollo.
Por lo anterior, contrariamente a lo que pudiera pensarse, en el Consejo Nacional de ONG no somos improvisados, tampoco somos aventureros y mucho menos demagogos. Con todo nuestro potencial y con esta estructura estamos al servicio de los que menos tienen y nuestra causa realmente es por México y para los ciudadanos mexicanos.
En el Distrito Federal, corazón financiero y político del país, hemos establecidota oficina nacional de nuestra organización hace apenas un par de años. En esta entidad federativa opera, en representación del Consejo Nacional, el Consejo de Organizaciones no Gubernamentales del Distrito Federal, red estatal que cuenta a la fecha con un padrón de 234 organizaciones que trabajan estructuralmente en 9 ámbitos de atención a la población y que están constituidos en la forma siguiente: Para atender el desarrollo comunitario, derechos humanos, discapacidad, educación, ecología, género femenino, salud, tercera edad, vivienda, y un nuevo ámbito de asuntos indígenas en el Distrito Federal, que se está constituyendo con mucho entusiasmo.
En particular el ámbito de la tercera edad del consejo de ONG del Distrito Federal, constituido prácticamente en el año de 1999, ha sido el espacio natural de reflexión y análisis sobre asuntos del sector de adultos mayores, además de servir de plataforma importante para la realización de propuestas y acciones que se han planteado en diversos foros durante los últimos 10 años.
Encontrándonos justamente a la mitad del período de 6 meses en que la nueva administración federal debe definir el conjunto de las políticas públicas que regirán la vida del pueblo mexicano por conducto del Plan nacional de Desarrollo 2006-2012, este evento, este Primer Foro Legislativo se constituye en espacio importantísimo para sistematizar propuestas que se considere deban ser incluidas en este instrumento de gobierno, vital para el fortalecimiento democrático de México y para demostrar que la participación ciudadana realmente se tome en cuenta y no se quede en el discurso.
Con esto termino la primer parte de mi intervención que es la presentación institucional de la organización de la cual soy parte y dentro de la cual hay un sector muy importante que es el de atención a adultos mayores.
El segundo aspecto que quiero tocar, es acerca del origen de las banderas de lucha de los viejos del México actual.
Dice un viejo refrán popular mexicano que “recordar es volver a vivir”, y cuántas veces no revivimos momentos de un pasado glorioso cuando recordamos pasajes importantes que hoy son parte esencial de nuestra historia personal o social.
En el año de 1982 la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas tomó, entre otras, la siguiente resolución: “Es necesario que los propios adultos mayores participen activamente en la creación, desarrollo y operación de leyes y programas sociales que les atañen. De no ser así, cualquier instrumento legislativo se convertirá en letra muerta o inoperante”.
Los viejos organizados de este país saben cómo hacerlo, con qué hacerlo y con quiénes realizarlo y además siempre han manifestado su deseo de participar activa y sabiamente en la solución de la nueva problemática que en este siglo XXI estamos afrontando.
En el año de 1999 este año es altamente significativo para el sector de la tercera edad, por la sencilla razón de que fue denominado por la ONU el Año Internacional del Adulto Mayor, marco idóneo que significó un importante reconocimiento a la generación de viejos que con sus esfuerzos y talentos trabajaron a favor de un país que aún sigue en deuda con esta generación.
Fue el tiempo en que se anunció que la vejez no tiene por qué ser un problema social que era y sigue siendo, nosotros afirmamos, el momento de presentar alternativas de solución a mediano y largo plazo, con el objetivo de hacer más humana y más digna la resolución de las necesidades de las personas adultas mayores.
El 17 de junio del año 2000, día domingo, reunidos en el Jardín de la Tercera Edad, segunda sección del Bosque de Chapultepec en esta histórica de la Ciudad de México, cerca de 3 mil personas provenientes de 14 estados del país, nos dimos cita, veo muchas caras conocidas que estuvieron presente en este foro, para llevar a cabo el evento denominado Primer Congreso Nacional de Adultos Mayores, titulado “los derechos y los años”.
Este evento, al decir de uno de los organizadores, marcó un hito en la historia de México al desencadenar lo que se ha conocido en nuestros días como la Revolución Blanca, blanca por el color de las canas de los viejos.
Ese movimiento orgullosamente nació en ese Primer congreso nacional y constituye hoy un bastión importante de la lucha social por la dignidad y mejores condiciones de vida para este sector.
En las declaraciones de su convocatoria del primer congreso, los viejos expresaron: “Es seguro que las propias personas de la tercera edad, con la fuerza que dinama de su número e influencia, obligarán a la sociedad a adoptar un concepto de la vejez positivo y orientado hacia el desarrollo”.
“Entendemos que son muchos y de grandes dimensiones los problemas y necesidades del país, particularmente los que atañen a la senectud, pero también estamos convencidos que la mejoría de la nación no ocurrirá por sí sola, que modificar nuestras actuales condiciones de vida requerirá de tiempos, de organización eficiente y de trabajo constante por parte de muchos mexicanos y de organizaciones civiles comprometidas, que muchos mexicanos ya nos cansamos; sí, ya nos cansamos de contemplar cómo se desmorona paulatinamente el país, cómo encarece lo indispensable para vivir y de cómo empeora en consecuencia día con día la situación de nuestras familias orillándonos, a pesar de nuestra edad, a muchos a una vida de miserables y que por lo tanto es tiempo de sumar y no de restar, de multiplicar y no de dividir, de hacer y no solamente de decir”.
Por supuesto que también hubo propuestas enérgicas como la del doctor Juan Basurto Romero, quien en los principales diarios del país escribió valientemente: “Existe una gran ignorancia por parte de los gobernantes y políticos en cuanto a las capacidades de la tercera edad, que es producto de una cultura de la vejez obsoleta y equivocada. Los viejos enfermos terminales, abandonados e indigentes a los que se dirigen los esfuerzos, los discursos y los recursos, son una minoría a los que se debe atender integralmente por supuesto, pero se olvidan de una inmensa mayoría que lo que quiere es trabajar y participar en esta sociedad que rinde culto a la juventud y margina a la experiencia”.
“Nosotros creemos firmemente que la tercera edad mexicana debe participar activamente en la elaboración de las leyes, sus leyes, las políticas públicas, las políticas que les competen y los programas de toda índole que le atañen”.
De tal suerte que el resultado principal de este Primer congreso nacional de adultos mayores, consistió en la definición de las banderas de lucha de las personas adultas mayores sintetizadas en las siguientes palabras:
Defensa y replanteamiento de la seguridad social; no a la privatización de la seguridad social; seguro de vida para todos los adultos mayores; por la creación de una cultura del envejecimiento productivo en materia de vivienda, capacitación y trabajo para el adulto mayor; legislación moderna y participación activa de los senectos; salud, cultura y recreación para todo adulto mayor.
Los temas centrales de los foros, congresos y eventos del sector de adultos mayores en los años recientes, han perfilado que es necesario trabajar para conseguir los propósitos siguientes:
La unificación de los viejos de México en una gran red nacional; muchos esfuerzos se han realizado y muchos se siguen haciendo a la fecha; diagnosticar la situación en que viven las personas denominadas adultos mayores, senectos, de la tercera edad, viejos y/o ancianos; sensibilizar a gobernantes, políticos, empresarios y miembros de la sociedad civil ante las demandas de un sector marginado por más de 500 años; proponer alternativas de solución a los grandes problemas nacionales y de la senectud; generar la participación organizada del sector y de organizaciones, instituciones y sociedad civil en beneficio de la tercera edad.
Tal vez estos propósitos rectores pudieran ser motivo de la realización de un tercer congreso nacional de adultos mayores donde las inquietudes y sugerencias puedan convertirse en verdades propuestas de políticas públicas necesarias para el sector de la tercera edad.
Termino mi intervención con una reflexión sobre la relación que consideramos en esta red debiera existir entre el poder legislativo local y las organizaciones de la sociedad civil:
En el tiempo y en el espacio la relación existente entre los integrantes de la legislatura del Distrito Federal y el conjunto de organizaciones no gubernamentales que actúan prioritariamente en esa demarcación, está acotada. El cargo de los diputados es por tres años, en este caso del 2006 al 2009, y su límite de actuación territorial se circunscribe a esta entidad federativa o Distrito Federal.
No ocurre así en cuanto a la profundidad de sus acciones y mucho menos a la trascendencia histórica que de ella se desprende y que admite la posibilidad de perpetuarse dentro de un período largo en la conciencia popular.
Después de uno, dos o los tres años a los diputados de esta legislatura la sociedad los medirá y les calificará por la dimensión de lo que podríamos llamar su productividad social desde el ámbito legislativo, entendiendo por productividad los resultados obtenidos en términos legislativos, las gestiones sociales que realicen y la construcción de políticas públicas, de acuerdo al cargo que tiene encomendado.
En el campo legislativo, es del conocimiento público que se arrastra un rezago mejor conocido en el medio como la congeladora, rezago al cual viene a sumarse el nuevo trabajo legislativo directo de esta generación de representantes populares.
Sin embargo, y sin dejar de atender lo anterior, bien puede inaugurarse por parte de esta legislatura, el dar cauce a los reclamos y propuestas que la ciudadanía realiza a través de organizaciones de la sociedad civil legalmente constituidas, sin ánimo de lucro y para beneficio de terceros.
Un filtro muy importante sin duda en esta tarea podría ser el Instituto de Investigaciones y Estudios Legislativos del Distrito Federal, encargado de darle forma de iniciativa, de propuesta de ley, de modificación, de derogación, etcétera, a las inquietudes que de buena fe se originan en el seno del pueblo y son objeto de las organizaciones de la sociedad civil en el campo de la acción o gestión social.
Debe tenerse mucho cuidado que el cúmulo de demandas no rebase y mucho menos convierta a los diputados de legisladores en gestores sociales.
Los diputados no deben desperdiciar la mitad del tiempo de su período o más en constituir organizaciones sociales a través de las cuales pretendan instrumentar sus apoyos. Cuando lo quieran hacer, el tiempo se les habrá acabado, ya no tendrán fuero ni un presupuesto para aplicarse.
La realidad es como es y la realidad mexicana expresa con mucha claridad que ya existe un gran número de organizaciones de la sociedad civil, organizaciones no gubernamentales que estructuralmente no formamos parte de los poderes establecidos, llámese ejecutivo, legislativo y judicial, organizaciones con tradición, muy respetables, como es el caso de la benemérita Cruz Roja Mexicana, institución de esencia privada, instituciones fogueadas, con años, décadas y siglos de experiencia en su propio campo de actividad, como es el caso del Nacional Monte de Piedad, organizaciones de convicción y dispuestas a trabajar como es el caso de cientos de ellas que exigen participar y que se les apoye en el fomento de sus actividades.
Este cúmulo de organizaciones son el fuente preciso para que la diputación local canalice las demandas de gestión social que día con día recibe. No les estamos pidiendo trabajo, estamos planteando un trabajo de colaboración estrecha, una acción estratégica coordinada y de gran impacto social en ésta que es la entidad más importante de todo el país.
No necesitan crearse nuevas organizaciones. Lo que es urgente como para anteayer, es fortalecer a las ya existentes y evitar que algunas mueran por inanición o por la debida falta de atención.
En el campo de la política pública, se necesita primero que nada promover una discusión lo más amplia y profunda posible para delinear el proyecto de nación que pretendemos para nosotros y las generaciones futuras. Claro, hay qué partir del concepto del Estado o del concepto o la visión de gobierno que se tiene. El principio chino de que se abran 100 flores y compitan 100 escuelas de pensamiento, adquiere mayor relevancia que nunca.
Para nutrir adecuadamente los temas de la política pública, un elemento insoslayable es el trabajo a nivel delegacional, por colonias y por comunidades, sin cuyo conocimiento de la realidad que impera en esas instancias, las propuestas de política pública adolecerán de un gran vacío.
La realización de un plan maestro de desarrollo institucional sustentable del Distrito Federal, se convierte en una realidad imperiosa para tener en primer lugar y antes que cualquier cosa, un diagnóstico real y actual de la situación que priva en el Distrito Federal, así como para establecer los objetivos estratégicos que toda acción de envergadura y trascendencia histórica requiere.
Con esto termino mi participación. Espero que estas ideas sean de alguna utilidad para ustedes que se han preparado con mucho cariño.
Muchas gracias.

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