viernes, 25 de mayo de 2007

Diputado Hipólito Bravo López (Primer Foro Legislativo Grupos Vulnerables en el siglo XXI)


Diputado Hipólito Bravo López. Él nació en Loma del Carmen y creció en Paso Nuevo la Hamaca, Valle Nacional, Oaxaca. Es licenciado en Derecho por la Universidad Tecnológica de México; tiene una especialidad en Derecho Fiscal en la Universidad Tecnológica de México; estudió la maestría en Derecho Constitucional y Administrativo en la Facultad de Derecho en la UNAM. Actualmente estudia una maestría en ciencia penal y criminalística en la Barra Nacional de Abogados.
Él fue diputado local de 1997 al 2000 y tuvo el cargo de Consejero Ciudadano por Tlalpan.
Es asesor jurídico de organizaciones sociales, campesinas, populares y cooperativas.
Actualmente es diputado local de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal del 2006 al 2009 y tiene el cargo de Presidente de la Comisión de Desarrollo Social de esta Asamblea Legislativa del Distrito Federal.
EL C. DIPUTADO HIPÓLITO BRAVO LÓPEZ.- Llegar a la vez es llegar a la plenitud, es arribar a un océano lleno de experiencias, porque la vida está llena de éxitos y fracasos. Llegar a la vejez, como se dice, es llegar al cenit de la sabiduría.
Yo quiero llegar a la vez, porque llegar a la vejez es llegar a una cumbre de conocimientos y sabidurías, y como dicen los hechos, de aquel viejito tonto que trató de hablar con Dios, según el viejito sabio y resulta que, ni el sabio tenía tanta razón y el tonto demostró ser más sabio, porque en esa situación el tonto pidió hablar con Dios.
Resulta que en una ocasión el que se dice tonto, se dedicó a andar por la calle, por todas las avenidas y empezó a gritar: Dios, Dios, quiero hablar contigo; quiero hablar contigo, Dios.
Y así pasaron los días, hasta que un día lo ve el monaguillo, el acólito, el sacristán de una iglesia y corre con el cura y le dice: Padre, resulta que hay un loco allá fuera que quiera hablar con Dios. Y dice el cura: Trámelo de inmediato. Y que van con el viejito loco. Le dice: A ver, el cura quiere hablar contigo. Sí, cómo no. Y ahí van con el cura. Y llegan con el cura y dice el cura: A ver, hijo, por qué andas de blasfemo, por qué andas insultando a nuestro Dios, por qué quieres hablar con él, tú un simple pecador quieres hablar con Dios. Y le dice nuestro personaje: Es que, padre, quiero hablar con Dios porque no puede ser justo que haya personas en la tierra que lo tienen todo, tienen todo el dinero del mundo, tienen mucha comida, ropa fina, incluso hasta sus animales, tienen perros que los bañan con champú y tienen su veterinario, les inyectan vitamina, les dan carne a diario; mientras mis hijos no tienen ni siquiera tortilla para comer. Le dice, ¿tú, padre, tú crees que Dios es injusto, tú crees que Dios permite esa situación? Dice el cura: Pues hijo, la vida está llena de injusticias, pero serás recompensado allá en la otra vida. Le dice nuestro personaje: No, no quiero ser recompensado en la otra vida, quiero comer aquí, quiero tener techo, quiero tener ropa, que mis hijos se eduquen aquí, no allá, porque allá es desconocido. Entonces le dice el cura: Bueno, pues entonces agarra tus maletas, te vas al cerro más alto que haya aquí en la región y una vez que encumbres allá le hablas a Dios. Así lo hizo, camino días, semanas. Por fin llegó a la parte más alta del cerro, y empieza a decir: Dios, ¿dónde estás, Dios? Quiero hablar contigo. De repente se le aparece un campesino, dice: Sí, dime, ¿quieres hablar conmigo? No, no, yo no quiero hablar contigo, yo quiero hablar con Dios. Dice, bueno, me buscas. No, no, quiero hablar con Dios. Le dice Dios: ¿Cómo te imaginas que es Dios? Dice, me imagino un hombre alto, güero, ojos verdes, relojes de oro, lleno de oro, así me imagino a Dios. Dice entonces, bueno, pues ni modo, si no quieres hablar conmigo, ya te di la oportunidad. Dice, bueno, si acaso tú eres Dios, dame una prueba. Dice Dios: Bueno, pregúntame a qué venías. Y en eso se le olvida a qué iba, se le olvidó los reclamos que le iba a hacer a Dios. Dice, ah, caray, se me olvidó a qué venía yo. Dice, pero bueno. Entonces dice Dios, dime. Dice, híjole, pues qué le preguntaré ahora. Bueno, dice, ¿qué es lo que más te divierte de los seres humanos? Dice Dios: En primer lugar, todos son mis hijos; en segundo lugar, me divierte mucho que cuando son niños quisieran ser jóvenes, cuando son jóvenes quisieran ser adultos, cuando son adultos quisieran ser viejitos y cuando son viejitos quisieran volver a ser niños. Cúmulo de sabiduría.
Bien. Uno de los rasgos distintos de las sociedades latinoamericanas en los albores del presente siglo es el envejecimiento de la población, y México no es la excepción. Sin embargo, como señala la Comisión Económica para América Latina, la denominada transición demográfica latinoamericana se caracteriza por dos elementos: un desarrollo acelerado y por acaecer en un contexto caracterizado por una alta incidencia de pobreza, una persistente y aguda iniquidad social, un escaso desarrollo institucional y una baja cobertura a la seguridad social.
En este contexto, resulta ineludible e imperiosa la intervención del Estado, a través de las políticas de vejez para, en corresponsabilidad con la sociedad, enfrentar las carencias de la actual generación de personas mayores y promover a largo plazo la creación de condiciones para lograr un envejecimiento con dignidad.
Esta última entendida desde el punto de vista individual como autonomía e independencia y desde el punto de vista colectivo, una creación de un escenario favorable para el ejercicio de los derechos de la vejez.
Por tanto, en seguida haré una breve exposición de las condiciones económicas y de salud en que viven los adultos mayores en esta Ciudad de México, para así estar en condiciones de analizar las políticas de vejez emprendidas primordialmente durante la pasada administración local y determinar los retos que enfrentamos en esta materia.
La población adulta mayor en el Distrito Federal, según la definición mayor aceptada adulto mayor, es la persona con 60 o más años de edad. En este sentido, de acuerdo con los resultados del doceavo censo general de población y vivienda 2000 del INEGI, en dicho año vivían en el Distrito Federal 730 mil 640 adultos mayores, mientras que para 2005, de conformidad con el segundo conteo de la población y vivienda del INEGI, residen en la capital del país 859 mil 438 adultos mayores. Es decir, en tan sólo un lustro la población adulta mayor se incrementó en 128 mil 798 personas, por lo que la proporción de la población adulta mayor respeto del total de los habitantes del Distrito Federal pasó de representar un 8.5% en el año 2000 a un 9.9 en el 2005.
Lo que explica debido a las diferenciales existentes en las tasas de crecimiento anual y total de la población adulta mayor y de la población en general, en tanto la población adulta mayor observó tasas de crecimiento anual del 3.5% y 17.6, respectivamente, la población en general creció a un ritmo de 0.26 al año y 1.3% en total, con lo que se corrobora que al igual que acontece en otras latitudes del continente, en nuestra ciudad, la población está envejeciendo a un ritmo sumamente acelerado.
En cuanto a las características socioeconómicas de la población adulta mayor de la Ciudad de México, conforme a los resultados de la Encuesta Salud, Bienestar y Envejecimiento de la Universidad de Wisconsin y la Organización Panamericana de la Salud, aplicada a mil 247 personas de 60 años o más residentes en el Distrito Federal , se tiene que en general los hombres poseen un mayor nivel económico y el grueso de los adultos mayores el 59 por ciento de ambos sexos cuentan con educación primaria, además el 21.6 de las mujeres y el 15.3 por ciento de los hombres, mencionó carecer de educación.
Respecto al estado civil, las encuestas sobre salud, bienestar y envejecimiento nos muestra que las mujeres tienen mayor probabilidad de solteras, separadas y viudas, sobre todo este último, mientras que los hombres tienen más probabilidad de estar casados. Así el 42 por ciento de las mujeres reportó ser viuda y el 75.8 por ciento de los hombres señaló ser casado y vivir en unión.
Por lo que hace a la participación de los adultos mayores en la actividad económica, pese a que esta tiende a disminuir considerablemente con el paso de los años, en México la salida del mercado laboral es tardía y gradual, lo que se explica en gran medida por necesidad y no por elección, es decir por la falta de cobertura del sistema de seguridad social y las condiciones macroeconómicas precarias que impiden la generación de más jóvenes a prestar ayuda financiera a las generaciones, por lo cual el mercado informal de trabajo surge como una opción de subsistencia para una parte significativa de los adultos mayores.
De tal manera que conforme a los resultados de la encuesta sobre salud, bienestar y envejecimiento, 6 de cada 10 hombres y 3 de cada 10 de las mujeres del rango de edad de 60 a 64 años, laboran 4 de cada 10 hombres y uno de cada 10 mujeres, del rango de edad entre 65 y 74 años. Trabajan 2 de cada 10 hombres de 75 ó más años, forman parte de la población laboralmente activa.
En relación con el estado de salud que guardan los adultos mayores, la encuesta sobre salud, bienestar y envejecimiento reportan que 7 de cada 10 adultos mayores dijeron tener una mala salud. Asimismo dos terceras partes delos adultos mayores indicaron tener una o más enfermedades crónicas, siendo la hipertensión la enfermedad crónica con mayor prevalencia, 43 por ciento de los adultos mayores la padecen.
Seguida de la artritis con 23 por ciento, la diabetes con 22 por ciento, las enfermedades del corazón 10 por ciento, y las enfermedades del pulmón 10 por ciento.
Finalmente, por lo que respecta a la cobertura en la atención de la salud de los adultos mayores, la encuesta sobre salud , bienestar y envejecimiento revela que el 71 por ciento de estas personas se atienden en instituciones del sector público, 2 por ciento lo hace en el sector privado y 26 por ciento no tienen cobertura de salud, es decir conforme a este último dato, 2 de cada 10 adulto mayor no cuenta con atención médica profesional.
La política de vejez en el Distrito Federal, ante la evidente realidad social de exclusión, marginación, discriminación, carencia de ingresos, precarias condiciones de salud y dificultades en el acceso a los servicios de salud por parte de los adultos mayores de la ciudad y en estricto cumplimiento con el Artículo Primero de la Declaración Política de Madrid, sobre envejecimiento, que obliga a los Estados signatarios a adoptar medidas en 3 direcciones prioritarias, las personas , la edad y el desarrollo, la promoción de la salud y el bienestar en la vejez y el logro de entornos emancipadoras y propicias, la pasada administración local encabezados por nuestro compañero y amigo el licenciado Andrés Manuel López Obrador, emprendió programa integral de mejora de las condiciones de vida y salud para los adultos mayores, cuyos ejes rectores fueron la creación de entornos de seguridad económica y de salud para esta población y que estuvo constituido por las siguientes estrategias: la pensión alimentaria, los servicios médicos y medicamentos gratuitos para adultos mayores; el programa de visitas médicas domiciliarias a los adultos mayores y las acciones de promoción a la salud.
Asimismo con el fin de institucionalizar y hacer exigibles los derechos de los adultos mayores en la Ciudad de México, la II Legislatura de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal a la cual pertenezco, expidió la Ley de Derechos a las Personas Adultas Mayores en el Distrito Federal que dispuso entre otros los derechos a la vida, a la no discriminación, a una vida libre de violencia, a vivir en entornos seguros y decorosos, a la alimentación, a la salud, a ser sujetos a programas de asistencia social.
Por su parte la III Legislatura de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal emitió la Ley que establece el derecho a la pensión alimentaria para los adultos mayores de 70 años residentes en el Distrito Federal, mismas que establece el derecho a recibir una pensión diaria no menor a la mitad del salario mínimo vigente en la Capital del País, así como la obligación del órgano legislativo de aprobar en el presupuesto de egresos el monto suficiente para hacer efectivo este derecho, a las que añade la Ley que establece el derecho de acceso gratuito a los servicios médicos y medicamentos a las personas residentes en el Distrito Federal que carecen de seguridad social y laboral, que como su nombre lo indica instituye el derecho a servicios médicos, medicamentos gratuitos para las personas que no están incorporados al régimen de seguridad social y laboral, además de que impone la obligación de la Asamblea Legislativa de aprobar los recursos suficientes para hacer efectivo los derechos consignados en la Ley.
Los retos de la política de vejez en el Distrito Federal. En síntesis, como quedó plenamente demostrado en mi exposición, las políticas de vejez del gobierno local se han caracterizado por atender desde dos metas la problemática de lo adultos mayores a saber: uno, la seguridad económica vía el derecho de la pensión alimentaria y, dos, la salud mediante el derecho a los servicios médicos y medicamentos gratuitos y el programa de visitas médicas domiciliarias, medidas que sin lugar a dudas constituye un hito en el sistema de seguridad social del país porque otros gobiernos principalmente de la derecha que encabezó Fox y que encabeza ahora Felipe Calderón, están copiando este proyecto que encabezó nuestro querido compañero Andrés Manuel López Obrador.
Los derechos de la pensión alimentaria y a la salud para los adultos mayores sin embargo existen otros espacios donde la acción estatal en pro de los adultos mayores es incipiente, que por tanto debe de erigirse en los próximos ámbitos de ejercicios de la política de vejez, me refiero a la ampliación y profundización de los servicios de salud a la generación de entornos físicos favorables, acceso a espacios públicos y a la vivienda y a la creación de entornos sociales propicios para la educación y a la participación comunitaria.
Realmente llegar a la vejez debe de ser motivo de orgullo, de satisfacción, porque no es fácil llegar a la vejez. Es un privilegio además porque ustedes saben que puede morir el niño recién nacido, el joven, el adulto y muy pocos tienen la oportunidad de llegar a esa edad madura, a esa edad científica con mucha experiencia, por lo que felicito yo y creo que no es motivo de apenarse, sino es motivo de orgullo llegar a esa edad de la vejez.
Pues muchas felicidades. Yo quiero llegar a ser viejito. Muchas gracias.

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