Doctora Haydée Rosovky es licenciada en sicología por la UNAM, con materia en salud pública; tiene estudios de doctorado en sociología por la Facultad de Ciencias Políticas y es asesora de la Fundación para la Salud y la Vida I.A.P. y actualmente es Directora de Respuestas Educativas y Comunitarias A.C.
Escuchemos a la doctora, por favor.
Dra. Haydée Rosovky.- Muy buenos días.
Agradezco profundamente esta invitación a este muy interesante foro y vengo como se dijo, en mi función de asesora de esta Fundación para la Vida y la Salud que al igual que otras fundaciones de la que yo soy fundadora, de otro centro, que es el Centro de Respuestas Educativas y Comunitarias, coincidimos en esta preocupación por los temas que hoy se están tocando y del cual yo voy a enfocarme a un aspecto muy específico de las manifestaciones de la violencia familiar que tiene que ver con el tema del uso, abuso y dependencia de sustancias adictivas.
En primer término quisiera mencionar que cuando se habla de familia en general pensamos en si es un ámbito de protección de los seres humanos, de los individuos en su desarrollo o en ciertas circunstancias como las que estamos escuchando aquí de la violencia, si la familia se vuelve en realidad un generador de esta violencia.
En ese sentido quisiera mencionar que la violencia en la familia es una interrogante que podemos preguntar, es una repuesta o es el origen de la violencia en el entorno social, porque las familias no están en un vacío.
Entonces yo creo que es importante pensar que las familias han sufrido transformaciones muy importantes y con frecuencia se afirma que una parte importante de las problemáticas sociales de la actualidad como son las adicciones, la violencia, el embarazo adolescente, el abandono y la explotación de la infancia o de los adultos mayores, tienen su origen en la desintegración de la familias y se relaciona con lo que se denominan las crisis de las familias.
Todos escuchamos constantemente de que ya las familias no son como antes, de que los valores, muchas de estas observaciones en la que se atribuye a la familia un peso como si fueran la absolutamente autónomas y responsables de una serie de problemas sociales.
Se piensa que estas familias son entidades autónomas y se les atribuye participación en el deterioro social y de la convivencia, siendo que en realidad las familias son también sujetas, más que generadoras de esas condiciones.
Una de las problemáticas que más claramente vinculan el tema de las familias con las asimetrías de género expresadas en relaciones de poder desiguales al interior de los hogares, es el de la violencia doméstica o familiar. Es un tema, como hemos visto, fundamental en la agenda de los derechos de la infancia y de las mujeres.
Si bien las mujeres proporcionalmente son las mayores víctimas de las agresiones, otros miembros de los hogares como los niños y niñas, como acaba de mencionar Patricia, los adultos mayores y las personas con discapacidad también son maltratados dentro de sus hogares. La visibilidad de las vivencias de agresividad hacia estos otros grupos, los modelos de atención y las acciones concretas desafortunadamente son escasas.
Las familias, sin embargo, continúan teniendo una función importante en la protección, formación y desarrollo de los seres humanos, pero son cada vez más vulnerables a los cambios en el entorno por su creciente grado de dependencia, así, en los procesos de modernización, que no me voy a extender en hablar cómo ha ido relacionándose los cambios al interior de la familia con la economía, con el entorno socioeconómico de México y su evolución desde los años 40 en adelante, donde pues muchos de los cambios que observamos hoy en día en la familia están directamente asociados a esas cuestiones más macro.
Ahí entonces confluyen dos fuerzas en las familias, por una parte se encuentran sujetas a las fuerzas del mercado, del empleo, de los precios, etcétera, y han perdido la autonomía que antes las caracterizaba. Por la otra, las tendencias hacia la individualización y creciente autonomía de las personas deriva en transformaciones profundas de sus funciones y relaciones internas.
En realidad son las transformaciones sociales y económicas las que han venido cambiando el perfil de las familias. Parte de esas transformaciones derivan de proyectos, políticas y programas del Estado.
Si bien aún cuando en los últimos años hay un avance realmente notable en nuestro país en la atención otorgada al tema de la violencia doméstica, que desde cualquier enfoque sería el primer asunto a atacar en el diseño de programas de atención y apoyo a las familias, los retos son todavía de enorme envergadura y van desde modificar la conducta de los múltiples servidores públicos a los que se enfrentan las víctimas, hasta el desarrollo de mecanismos adecuados para atender a personas por ejemplo del medio rural donde la violencia aún se mantiene como un asunto exclusivo de cada familia.
Ya se mencionaron aquí por las anteriores ponentes la multiplicidad de acuerdos y convenios que México ha ratificado, a los que se ha sumado, también las leyes que se han generado en nuestro país, y a mí francamente, no soy abogada ni son internacionalista, pero para mí es una sensación de que digo “bueno, qué ha pasado con todo esto”, como lo mencionó Patricia Olamendi, dice: Los compromisos internacionales que México ha signado y que se relacionan con este tema y que algunos ya fueron mencionados, como el de la Convención para la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Contra la Mujer, de fines de los 70, principios de 80; la Convención Sobre los Derechos del Niño, desde 1990; la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia Contra la Mujer, que corresponde a nuestra región.
Entonces evidentemente han ido surgiendo tanto en nuestro país como en otros leyes que enfrentan a los delitos de la violencia intrafamiliar o doméstica y de violencia sexual.
En algunos casos, como se ha mencionado, existen legislaciones específicas que sancionan el acoso y el hostigamiento sexual. Sin embargo hay un enorme vacío en cuanto a enfrentar otras situaciones que no son calificadas habitualmente como violencia contra la mujer, como por ejemplo el maltrato en los servicios de salud, la violencia en los medios de comunicación, el maltrato psicológico que ahora ya en la nueva ley se ha incluido, y también la violencia económica.
Otros de estos aspectos pueden llegar a ser calificados como discriminación, pero no se hace el necesario vínculo entre esto y la violencia contra la mujer.
También existen, aparte de esta convención de la CEDAW, existe el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos de Naciones Unidas, el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales también de Naciones Unidas, la Convención contra la Tortura y otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes, y obviamente la Declaración Universal de Derechos humanos.
Los documentos emanados de la Conferencia Mundial de Derechos Humanos de Viena, de la Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo de El Cairo, en 94 y en la Cuarta Conferencia Mundial de la Mujer de Beijing, constituyen otros recursos que nuestros funcionarios, que nuestros legisladores, que nuestros creadores de políticas deben conocer y utilizar, como dijo Patricia, para desafiar la situación en la que vivimos y de subordinación y de hechos de violencia que afectan a nuestra población, a grandes sectores de nuestra población.
También hay qué considerar la trascendental declaración 48104 de la Asamblea General de las Naciones Unidas sobre la eliminación de la violencia contra la mujer, que ya fue mencionada.
Es decir, leyes, convenios, pactos no nos faltan. Yo lo que me pregunto es qué pasa cuando eso lo transportamos a la realidad, qué sucede, cuándo a pesar que existe todo este marco legal, este esfuerzo tan grande, estos buenos deseos, es difícil sin embargo que todas las mujeres encuentren el camino para hacer efectivos sus derechos, en especial aquéllas que carecen de educación formal o cuya información en estos temas es limitada o que están tan afectadas por una situación de violencia y subordinación que no son capaces de buscar ayuda.
Por ello las organizaciones de mujeres en cada país que trabajan por la defensa de los derechos de ellas y por la protección de su salud y calidad de vida, deben fortalecer su trabajo en el ámbito comunitario y servir de intérpretes respecto de quienes carecen de los recursos necesarios para desterrar la violencia de sus vidas.
En el diseño de intervenciones públicas, es obvia la ausencia de la consideración de aspectos del bienestar de las personas y las familias que hacen a lo afectivo, al desarrollo emocional, a las relaciones humanas pacíficas y a todos los aspectos de la cultura de la vida, incluyendo los aspectos lúdicos del deporte, la recreación, muchos de los cuales subyace en la construcción de una sociedad democrática y justa.
Definitivamente una de las reflexiones que yo quisiera compartir con ustedes es que más que leyes que indudablemente son necesarias, necesitamos un marco legal adecuado para nuestras necesidades específicas, culturales, socioeconómicas, de México y de cada una de sus entidades federativas hasta el nivel más local posible. Sin embargo, hay aspectos que son más etéreos, que es el aspecto de la cultura y mientras no cambie la cultura, mientras no haya, y cuando hablo de cultura no hablo de haber leído muchos libros, se entiende, hablo de lo que forma parte del tejido social que nos reúne, hablo de las creencias, hablo de los valores, de las tradiciones, de la diversidad que caracteriza en este momento afortunadamente a nuestro país, en donde al hablar de familia parece que estuviéramos imaginándonos un papá, una mamá y dos niños, y resulta que ahora las familias son muy diversas, ustedes pueden ver los datos en el INEGI o en el Consejo Nacional de Población, la cantidad, la proporción de hogares monoparentales, donde generalmente es una mujer que lleva a cabo la responsabilidad de criar a los hijos y de cuidar a los adultos mayores. Entonces, hay familias donde los cónyuges son del mismo sexo.
Ahorita nuestro país ha ingresado precisamente a incorporar un cambio legal que les da lugar a estas sociedades de convivencia.
También existen muchas formas a raíz de los divorcios, en donde la gente vuelve a formar una pareja y están los tuyos, los míos, los nuestros y se hacen familias nuevamente extensas por la adición de estos miembros que tienen un papel afectivo, si no piensen en Los Pinos en el sexenio pasado, si hacemos un organigrama de Fox y Marta, los de ella, los de él, entonces esa es una típica familia mexicana.
LA C. .- Él no se asume así.
LA C. .- Bueno, yo no sé si él se asume pero nosotros lo vemos. Nadie puede negar que esa es una familia mexicana, es una, una de tantas.
Entonces, ya tenemos que ir cambiando nuestra concepción de que la familia es este estereotipo de las películas de Joaquín Pardavé y Sara García, que eran tan bonitas, “Azares para tu Boda”, “Cuando los Hijos se Van o se Vienen”, pero ojalá que se vengan.
Evidentemente aparte del marco legal tan abundante, tan frondoso que tenemos a nivel local, a nivel federal, a nivel internacional también como políticas públicas, que ya Patricia Mencionaba, nuestro país en las últimas décadas indudablemente ha desarrollado una serie de respuestas que han tenido impactos importantes y también sus limitaciones: las políticas de combate a la pobreza, de asistencia social, políticas y programas con perspectiva de género, que ahí quisiera yo hacer una acotación.
A mí me tocó, siendo yo responsable del Consejo Nacional Contra las Adicciones, que nos llega así el aviso de que todos los programas de la Secretaría de Salud tenían que estar atravesados por la perspectiva de género y que entonces nos iban a capacitar a todos, que todos los mandos medios, altos y regulares a que nos capacitáramos en la perspectiva de género.
Las reuniones eran patéticas porque íbamos los que no necesitaban que nos convencieran, éramos nosotros, los hombres no iban o si iban era para firmar ahí que habían asistido y esa era la perspectiva de género, que entonces en lugar de poner hombres pues incluyeras a mujeres en las estadísticas también como si eso, digo es importante pero no es fundamental, hay que cambiar otras cosas de la cabecita. Entonces, hay cosas que se hacen así como un maquillaje político de voluntad así sexenal y esa es nuestra realidad, yo lo he vivido y es muy lamentable.
Luego la política de salud. A mí me tocó participar precisamente en la iniciativa ésta de que los servicios de urgencias cuando llegaba una mujer a ser atendida y el médico viera que tiene lesiones que indican una agresión física por parte de su pareja, su cónyuge, etcétera, tenía la obligación y tiene la obligación el médico de hacer la denuncia de oficio digamos al Ministerio Público. Esa era la intención de esta regulación. Pregúntenme qué pasó con eso.
Obviamente enseguida aparecieron las objeciones, los médicos no se querían involucrar, no querían tener problemas con los maridos y luego también nos decían, con cierto grado de razón, decían: “Mira, si así vienen golpeadas y muchas veces ellas no quieren que nos vayamos contra sus maridos”, lo cual también es cierto porque dicen “No, con eso me demostró que me quiere mucho, que le importo”. Dice: “Si metemos esta medida de que nosotros vamos a llamar al Ministerio Público para decir señor Fernández está usted detenido, a Patricia ya no la volverán a lastimar”, como es la campaña ésta, ya no te van a volver a pagar, la gente que la hizo está gastando nuestros impuestos en eso. Yo creo que algo deberíamos hacer.
Pero el hecho es de que estos doctores decían: "Aquí en los servicios de urgencia si yo voy a estar denunciando a estos esposos o esposas, porque también las mujeres muerden, resulta que ya no las van a mandar medias así ponchadas, las van a matar, para que entonces ya no haya necesidad de pasar por estas denuncias.
Entonces, cada política que se crea debe estar perfectamente evaluada, tiene que pensarse en las consecuencias y que cuando uno quiere tapar un hoyo a veces se está creando otros tres.
Entonces, a mí eso me preocupa mucho, porque ahorita estamos viviendo una sociedad mediática, donde todo pasa por los medios de comunicación y entonces muchas de las acciones que se están llevando a cabo, como actualmente contra el crimen organizado, contra el narcomenudeo, etcétera, son más bien de carácter mediático, es para salir la foto en el periódico, son cosas así de botepronto.
Yo hubiera preferido que el actual gobierno, tanto el Distrito Federal como el Federal se sentaran seis meses a realmente pensar y a planear bien, pensando en todas las consecuencias que cada una de sus acciones, que indudablemente yo estoy de acuerdo que hay que combatir al narco pero ¿cómo y en base a qué?
Digo, si el país más poderoso de la tierra no ha podido con el narco, de ¿dónde acá nuestro Ejército sí va a poder? No sé es una pregunta que dejo ahí en el aire.
Las políticas sociales y las económicas se dirigen e inciden o inciden en las personas en forma individual y a veces pasan, utilizan o convierten a las familias en instrumentos para alcanzar a sus miembros individualmente.
Es decir, todo lo que está pasando en la economía de nuestro país tiene que ver con la violencia familiar. El hecho de que las familias, muchas familias estén desgarradas, desunidas por la emigración a Estados Unidos es un factor; pero que es un factor que el gobierno, los gobiernos no se atreven a mencionar; porque si no fuera por las remesas que manda esa gente, yo creo que aquí hubiera habido muchas más revueltas sociales de las que ya hay.
Entonces, necesitamos esas remesas, pero hay una hipocresía de ambos lados, de Estados Unidos y de aquí, requieren de ese dinero.
Segundo, el ambulantaje y la piratería también; qué horror con el ambulantaje y qué horror con la piratería. Ésos son otros factores de apoyo económico de nuestra población ¿qué haría esa gente si no?
Yo agregaría que muchas de las familias que ahora están siendo detenidas porque son narcomenudistas, realmente están ahí porque eso es lo que pueden hacer, yo no los defiendo, pero es la ley de la oferta y la demanda y de la necesidad de ganarse la vida, hoy están haciendo eso, mañana pueden vender videos piratas, pasado mañana tienen un puesto aquí a la vuelta, etcétera.
Es esta informalidad, este comercio informal que ha apuntalado porque es tal la impunidad y es tal la incapacidad de haber provisto de otras alternativas y otros recursos para que esa gente no se fuera del otro lado, para que esa gente tuviera educación y pudiera generar otro tipo de ocupación. Que somos todos culpables, bueno, yo no, pero el gobierno sí lo es y muchas de las políticas públicas.
Voy a entrar al tema de las adicciones que es nuestra preocupación en este momento, sin embargo yo quisiera hablar de un mito. Existe el mito de que hay que enfrentarlo con la realidad. La violencia intrafamiliar es provocada por el alcohol y las drogas. ¿Será? La realidad y lo que demuestra la evidencia científica es que el alcohol y las drogas son factores de riesgo, es decir, que aumentan la probabilidad ya que reducen los umbrales de inhibición, hay una serie de defectos farmacológicos que generan estas sustancias; pero la combinación de modos violentos para la resolución de conflictos con adicciones o alcohol suele aumentar el grado de violencia y su frecuencia, pero muchos golpeadores no abusan ni de las drogas ni del alcohol y muchos abusadores de drogas no son violentos. Entonces son dos problemas separados que deben ser tratados por separado. Sin embargo, en los medios de comunicación lo que vemos es esta cultura de que está borracho, él es el agresor, y no es así, porque también es darle una salida falsa al tema, de repente el hombre intoxicado puede decir es que yo no sabía lo que hacía, yo estaba hasta las chanclas y por eso no sabía lo que hacía. No es cierto. La violencia se genera en esta cultura de violencia de género de precariedad en la resolución de conseguir trabajo, de volver a la casa en medios de transportes decentes, de no hacer 4 horas para llegar, de tener con qué vestir a los hijos, etcétera. Esas condiciones son las que generan mucha de la violencia y no necesariamente la cuestión del consumo.
El tema del uso y abuso y dependencia de sustancias, ha tenido un aumento importante en los últimos años y esto se debe a muchísimos factores, desde luego; una de las razones es que anteriormente, hasta los años 60 la droga que pasaba hacia el mercado más grande del mundo que es Estados Unidos y que venía de Sudamérica, usaba México hasta cierto punto como lugar de tránsito; después, por cambios que hubo y también por presiones de la política internacional, cambió la forma de enfrentarse, hubo que unirse a la lucha contra el narco, en la que nos embarcó Estados Unidos y resulta que ya México se volvió no sólo en país de tránsito, sino en país consumidor, porque a muchos de los narcotraficantes les pagaban con droga a cambio de que las vendieran acá y esa era su ganancia.
La política hacia el control de drogas generalmente a nivel internacional se ve como integrada por dos estrategias: la reducción o control de la oferta, es decir, el quemar plantíos, apresar a narcotraficantes, asegurar sus propiedades, etcétera, ese es el control de la oferta, y la reducción de la demanda, que está integrada por una serie de programas y de acciones que tienen que ver con la prevención, con el tratamiento, con la educación.
Yo quisiera que ustedes supieran y si lo saben, por favor me lo vienen a decir, cuánto gasta México en la reducción de la oferta y cuánto gasta México en el control de la demanda, por que hay un desequilibrio absoluto.
Entonces realmente si ustedes, pero no solamente el equilibrio es monetario, hay un equilibrio, hay un desequilibrio, hasta yo diría conceptual, no existe realmente la idea de verdaderamente qué es lo que funciona y qué es lo que no.
Entonces cómo vamos a ver el tema del alcohol, del tabaco, de la drogas ilícitas. Lo vamos a ver como un problema de salud pública, de salud individual, familiar, social, o lo vamos a ver como un problema social o lo vamos a ver como un problema criminal y de justicia, como se está viendo en este momento, que las acciones están orientadas hacia ella.
Cómo debe abordarse. Yo quisiera decir que los adictos y sus familias son grupos vulnerables, son personas que padecen una enfermedad que es la dependencia a las sustancias adictivas cuando ya son adictos. Muchos de ellos están en una etapa de uso de digamos de consumo experimental que también tenemos que tener intervenciones preventivas para evitar que progresen digamos hacia etapas mas severas.
Sin embargo la visión que hay ahora de la PGR y de la Secretaría de Seguridad Pública, etcétera, es que cualquier persona que está con droga para consumirla, para su uso, es un criminal y se está llenando las agencias del ministerio público con estas personas, sin pensar realmente qué impacto se van a tener.
La realidad es que las respuestas no se miden cuáles son sus alcances y cuáles son sus limitaciones. Hay una fragmentación de respuestas, hay demasiados sectores ocupándose de lo mismo, pero no ocupándose de lo mismo colaborando y codo con codo y haciendo realmente una sinergia buena, es simplemente una respuesta ante el mismo problema que surgen como hongos cada día en el periódico yo veo que alguien tiene su programa y alguien tiene la escuela segura y el narco inseguro.
Entonces si hay desequilibrios en las políticas tanto económicos como de énfasis, como lo que acabo de mencionar de la guerra contra el narco y sin embargo no se reflexiona sobre cuales son los factores sobre los que hay que incidir. Buscar soluciones más de fondo que atiendan a los factores condicionantes y determinantes de la problemática, la marginación, el alcoholismo de los padres, porque no son solamente los jóvenes, se estigmatiza a la población joven creyendo que ellos son los causantes de todos los problemas y no es así necesariamente.
Entre las necesidades que yo quiero poner aquí, que ya voy a terminar, se encuentra la adopción de un marco conceptual integral y compartido del problema, del cual se desprenda el marco legislativo necesario, no al revés. Yo creo que se hacen las leyes sin tener un marco conceptual sobre una problemática.
Cuando digo integral, al decir integral me refiero a la forma de entender, entender y enfrentar el problema tanto como un asunto de salud que es una combinación de diversos factores; un adicto se hace adicto no porque sea un criminal, sino porque hay un conjunto de factores de riesgo que lo ponen en una situación de alta vulnerabilidad para desarrollar la enfermedad de la adicción y que son factores biológicos, sicológicos, emocionales y sociales, que requiere por lo tanto de acciones múltiples y diversas, bien coordinadas y con la adecuada participación de distintos sectores del gobierno y de la sociedad, incluyendo a padres de familia porque aquí hablamos de la política, pero no incluimos a las familias generalmente en su elaboración; los jóvenes no tienen voz ni voto y yo creo que lo deberían tener. Las campañas preventivas donde se incluye a los jóvenes en su diseño son las que tienen más éxito en otros países del mundo.
Necesidad de contar con estrategias para la formación de recursos técnicos y humanos. Yo creo que esto es crucial, ahorita tanto para la estrategia de control de la oferta, de contar con policías y con gente que sea honesta, que no se deje seducir por el gran dinero del crimen organizado, cosa que es difícil, encontrar esos bichos raros que sean inmunes a la corrupción, pero digamos, aparte de eso se requiere gente que esté bien capacitada.
Parte de la falta de respeto que la ciudadanía tiene hacia sus instituciones, especialmente de justicia, es ver que son personas que no están realmente bien capacitadas, bien formadas. Entonces viene un desprecio que no puede ser, eso arruina a una sociedad, especialmente cuando la principal función del Estado es garantizar la seguridad de nuestros ciudadanos; y si lo hace con elementos que están más muertos de hambre que la población, peor educados que la mayoría de la población, pues no es posible, no es posible, se tiene que buscar otra clase de personal para esas tareas que son tan delicadas.
Aparte necesitamos formar personas para los centros que hacen para las estrategias de prevención. Ustedes saben cuántas carreras universitarias hay para formarse en adicciones, pues no, no las saben porque no las hay.
Generalmente un psiquiatra, después de que hace toda su carrera de psiquiatría tiene que tomar algunos cursos sobre adictología o algún diplomado; un psicólogo también tiene que tomar los diplomados que se ofrecen por ahí.
Nosotros en ese sentido, la Fundación para la Salud y la Vida, está haciendo una lucha muy importante para meter en las agendas legislativas de todos los Estados la noción de que en la currícula de todos los niveles, tanto en secundaria, en primaria y en la universidad, en diversas carreras, exista el tema de las adicciones; y tal vez tendría que incluirse muchos otros temas que son emergentes, que están afectando a nuestra sociedad.
Yo no sé si adicciones sea el único, pero el hecho de que si estamos hablando de un problema prioritario pues no tenemos la gente que pueda atender en centros de tratamiento, claro que tampoco tenemos muchos centros de tratamiento, pero tal vez si existiera, ustedes saben que la Secretaría de Salud no tiene una cama dedicada a adicciones, eso digo, es francamente escandaloso cuando se está haciendo todo este operativo y esto demuestra también una forma de pensar, esto quiere decir que los adictos no merecen eso, cosa que no es verdad. Las personas con adicciones pues tienen un padecimiento.
Lo siguiente va a ser que a los diabéticos los vamos a excluir también porque padecen una enfermedad incurable, progresiva y mortal. Pues no, no.
Entonces el tema aquí es que si no tenemos los recursos humanos bien formados y que además no sólo sean para cubrir esas tareas sino para ir creando nociones preventivas pero bien adecuadas, no para meter miedo como “sólo di no” “you say no”, como decía Nancy Reagan, creyendo que con eso los jóvenes ya no lo harían.
Los jóvenes, la idea de la salud les tiene sin cuidado, saben por qué, porque tienen demasiada salud, a los viejos es a los que nos importa la salud. Para el joven un valor importante no es la salud, es la libertad, y desgraciadamente lo que tenemos que enseñarles es de que esas substancias lo que hace es cortarles la libertad, les están justamente quitando la posibilidad de moverse en la vida.
Yo creo que para contar con estas estrategias tiene que desarrollarse también programas necesarios basados en la evidencia científica. Créanme que si ustedes se meten en Internet van a ver la enorme cantidad de publicaciones científicas, de estudios y muchos que se hacen en nuestro país, en el Instituto Nacional de Psiquiatría, en la UNAM, en el Instituto de Salud Pública, hay muchísima investigación y nos hemos quedado con esos diagnósticos sin usarlos para la política pública. Eso creo que es algo que tiene qué cambiar.
Me Uno a lo que dijo Patricia en cuanto a que para la prevención, tratamiento y rehabilitación se tienen qué incluir los mecanismos de evaluación. Nadie está siendo evaluado, tenemos centros de integración juvenil, noventa y tantos centros, tenemos un montón de cosas, pero nadie sabe si funcionan o no. Ojalá que funcionen, pero francamente nuestros impuestos están ahí no sé si trabajando o no, pero tenemos qué saber, tenemos qué hacer alguna evaluación.
Tenemos también qué incorporar acciones para la educación de los medios de educación que desempeñan un papel tan importante, pero que en su mayoría adolecen de la misma parcialidad y fragmentación en estos asuntos. No hay una cultura dentro de los medios de comunicación que aborde el tema de las adicciones con una visión objetiva, basada, equilibrada, donde no nada más se privilegie la nota roja, sino que además se busque encontrar otro tipo de información con otros actores.
Sin embargo, todas estas necesidades, con qué se enfrentan, con qué limitación. Hay una excesiva politización y fragmentación de las acciones, ámbitos de poder y de apropiación del problema de acuerdo a las divisiones parciales de cada sector.
SEDESOL habla de adicciones, la Secretaría de Salud también, la SEP, PGR, todos tienen el tema bajo su control, y no es cierto, eso tienen qué incluirlo a todos.
La cuestión de las acciones de escuela segura en este momento, yo me planteo: se han medido las consecuencias que puede tener en la forma en que los jóvenes van a ser examinados o vigilados, qué efectos va a tener, esto no creará más conductas ilegales. Habría qué ver. Entonces, hay iniciativas que están careciendo de los suficientes fundamentos.
Por último quisiera decir que el cumplimiento de todas estas leyes que tenemos, todos sabemos que es completamente ineficaz y mientras eso no cambie, estos marcos legales tan bonitos donde se expresan como quisiéramos ser, como sociedad, en realidad se vuelven letra muerta.
Muchas gracias.
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